Editorial

Elecciones y desinformación

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El Reporte de Riesgos Globales para 2024 del Foro Económico Mundial se suma a otros documentos e instituciones que encienden alertas sobre los riesgos de la desinformación para los sistemas políticos. Y en un año en que se celebrarán más elecciones en más lugares y con más personas que nunca en la historia, el temor por el efecto de la información falsa y engañosa producida por inteligencia artificial sobre los procesos electorales adquiere especial relevancia.

En junio de 2023 la UNESCO propuso un plan de acción para combatir la desinformación en las redes sociales en base a siete principios; y el mes pasado el alto comisionado de la ONU para los derechos humanos reconoció que “me preocupa profundamente la perspectiva de intensas campañas de desinformación en el contexto de las elecciones, alimentadas por la inteligencia artificial generativa”.

En Chile, las elecciones de este año y el próximo deben ser ocasión para darle a esta discusión la prominencia que merece.

La preocupación por enfrentar la desinformación en elecciones es menos por el peligro de que “muevan” votos en una u otra dirección, que por el efecto que tienen en la credibilidad de las instituciones y la confianza de las personas en ellas, un proceso de erosión puede terminar, a la larga, socavando la propia legitimidad del sistema político.

Siendo éste un peligro muy real, se entiende que surjan iniciativas desde los Estados para enfrentarlo; pero al mismo tiempo cabe señalar que los propios Estados están a menudo entre los infractores más graves, de modo que hay poderosos motivos para esperar más de los esfuerzos que desarrollen la sociedad civil, las empresas de tecnología y la academia, entre otros (aunque sin exclusión, por cierto, del mundo político y entes públicos).

Tal vez la mayor contribución que puede hacer el Estado es poner en perspectiva la amenaza de la desinformación para una sociedad libre, y la importancia de una educación que fomente el pensamiento crítico (no sólo cuestionador) en un marco de libertad de expresión. Una ciudadanía bien informada está mejor preparada para reconocer y rechazar intentos de engañarla o manipularla.

Las elecciones municipales de este año y las presidenciales del próximo deben ser ocasión para darle a esta discusión la prominencia que merece.

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